"La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta. Se trata de aprender a bailar en la lluvia " (Vivian Greene)

jueves, 30 de enero de 2014

¡A por él!


No tengo mucho tiempo (ni lo tendré estos días) pero no quería dejar pasar la oportunidad de animar y desear muchísima suerte a todos los que lleváis miles de horas de estudio, de ganas, de desencantos y también de alegrías. Multitud de esfuerzo y de ganas de superarse cada día. De momentos de decir que no, y otros de disfrutarlo a tope. 

Ya no queda nada, y os lo habéis ganado. Da igual que seáis futuros MIR, EIR, FIR, BIR, QUIR... Valéis la pena. Os merecéis que todo salga bien. Personalmente conozco gente que se enfrentará a este 1F y otros que estáis por la blogosfera como Universitólogo, Efe...y otros tantos que me dejaré. Eso sin contar con todos los que no nos conocemos ahora mismo, y quién sabe, si en algún momento podremos estar codo a codo trabajando.

Sois grandes. Olvidaros de la cuenta atrás, de lo que no os acordáis bien o queríais volver a repasar. Sólo tened un objetivo: la libertad de haber roto las cadenas tras cinco horas de examen. De que por fin ha llegado el momento y hay que darlo todo. No desánimos, al revés. Plántate delante del examen y grita a los cuatro vientos:

¡¡VOY A POR TI!!

Y es que, después de eso...lo mejor está por llegar ;).

¡¡¡¡¡SUERTEEEE!!!!!


martes, 28 de enero de 2014

Cuando sólo queda uno


Al final va a ser cierto que esto se acaba. Vamos cerrando etapas y sí ya despedimos las clases hace más de un mes, ahora toca despedir los exámenes. Probablemente no será algo que se eche de menos, sobre todo teniendo EL EXAMEN a un año de distancia y sabiendo que una vez que nos incorporemos a la práctica médica real el periodo de exámenes no vendrá marcado por unas listas en el tablón sino por el día a día delante de nuestros pacientes.

Y es que a estas alturas de la vida creo que ya estamos bastante acostumbrados a todo esto y les tenemos cogidos todos los truquillos, aunque estoy seguro que nunca se deja de aprender (y estoy aún más seguro de que la academia MIR jugará ahí un gran papel). Sólo queda uno, y si eres capaz de echar la vista atrás y de saber por dónde has pasado, la cantidad de horas (y materia) que has metido y de papeles que has rellenado... Todos los exámenes son únicos y a la vez todos iguales, y es que siempre al final te acaba cogiendo el toro, descubres que en realidad no era una materia tan light como parecía o te das cuenta de que hay un montón de cosas que no entiendes y te tienes que poner a buscar como loco. Eso sin los míticos "bieen, se han portado", "buaa qué cebada", "me parece increíble que hayan preguntado eso", "se ha repetido casi todo!" o "voy a suspender" y luego no es verdad. Y tampoco sin contar con las locuras pre-examen y las interminables esperas hasta que salen las notas. Podría seguir enumerando situaciones pero haría un post interminable incapaz de poderse leer. Siempre nos quedará nuestra memoria, sobre todo ahora, cuando solo queda uno.


Recuerdo PRIMERO, ese año especial en todos los sentidos donde entrabas a formar parte de un nuevo mundo desconocido. Y es que entre otras cosas, esos temidos "exámenes de universidad" era algo a lo que te tenías que enfrentar. Primero fue un año locura, con exámenes prácticamente cada 20 días que no te dejaban ni respirar, donde a ansiedad y lo desconocido te hacían subirte por las paredes. Recuerdo el primer examen, anatomía general, de donde salieron los primeros jefes de mesa para las prácticas de anatomía, que completamos con el segundo examen, embriología. En anatomía nos llenaban la cabeza de inserciones musculares, algo que nos hizo suspender  (bueno, sacar menos de un 7 [que equivale a un 5], typical corte de aprobado en nuestra carrera) a prácticamente casi todos el primer examen al dar prioridad a la lista infumable de inserciones antes que a vascularización e inervación. Aprendimos. Sirvió para eso, y es que lo siguiente ya fue la remontada, dando prioridad a lo que se debía. El final de bioquímica fue una locura, leyendo sólo una vez el metabolismo lipídico porque no me daba tiempo a más y descubriendo que entraban casos clínicos de prácticas a las 12 de la noche por un sms casual. Y sí, hubo que improvisar en esa pregunta larga de metabolismo lipídico donde había miles de posibilidades de que hubiera sido otra. Fosfolípidos...me acuerdo bien. Y por último el examen de matrícula de bioestadística. Sí, como mucho se podía sacar una nota de 8.9 aunque tu nota correspondiese a más. Iba a presentarme si no hubiera sido por la amenaza de mi madre de tirarme el libro por la ventana si me ponía a estudiar, en vista a mi estado de nerviosismo extremo después de un año sin parar (y de alguna conversación inútil con profesores). Y sí, quedó una mh libre porque se presentaron todos menos uno...y se la concedieron a todos.

SEGUNDO ya fue diferente. Con un año a las espaldas ya te empiezas a dar cuenta de que vas manejando el cotarro, pero no, en realidad todavía eres un yougurín de la facultad y quedan miles de sopresas por descubrir (sin Huevo Kinder ni nada...). Fisiología nos enseñó que existen los exámenes test con la estructura de "qué no es falso" o "qué no es verdadero", aunque el "qué es lo MAS falso/verdadero" lo aprenderíamos más adelante. Con Epidemiología conocimos los exámenes de 3 horas de cuentas interminables cuyos resultados tienen mayor variabilidad interobservador que las formas que puede ver cada uno en las nubes.

En TERCERO todo parecía diferente. Es el año previo al ciclo clínico y ya te vas metiendo en materia más médica alejadas de los "bio-cualquiercosa". Introducción a la patología, parte médica, nos hizo tirarnos de los pelos. ¿Cómo podíamos concebir que nos preguntaran dos casos clínicos cuando en clase no nos habían explicado cómo hacerlos y sólo nos dedicábamos a dar materia y materia? Pues así fue cómo la noche previa al examen, a las 3 de la mañana, me levanté de la cama asustado de por qué estaban tocando las campanas de la iglesia a esa hora. Mis padres atónitos. No existían tales campanadas. Fue la máxima expresión de mis acúfenos. Y lo pasamos mal en febrero...pero en junio ya teníamos experiencia! Tuve alguna situación de nocturnidad, y tuvimos UNA tarde para meternos radiología, medicina física y rehabilitación. De récord.

En CUARTO ya sí que pasó a ser diferente. Cambias de edificio, has pasado el ecuador y te metes de lleno con la clínica. En cuanto a los exámenes oftalmología fue la que se llevó la palma debido a cómo estaba explicada y el problema de que hubiese imágenes proyectadas en el examen. ¡¡Ojo rojo!! Sonaron todas las alarmas. La big one de cuarto fue neumología, un examen rarísimo que suspendió el 90 % de la clase... No me preguntéis qué pusieron porque telita...

QUINTO ya iba sonando a final. El examen terrible de dermatología porque te dejaban 30 minutos para 30 preguntas de respuesta concisa y corta y 2 imágenes, tampoco fue para tanto. Sólo que, coincidencias de la vida, mi médico de prácticas toco cuidar nuestra aula...y entre ella y la compañera no me quitaron el ojo de encima! Estuve a punto de pedirles por favor que dejasen de acercarse a mí por detrás y se quedaran mirando mi examen. No sé si mirarían para bien o para mal, pero al final acababa bloqueándome. Todo fue bien.

Y llega SEXTO, un año facilón según los compañeros de arriba, pero que ha sido raro en cada uno de sus exámenes, no tan fácil como incluso los mismos profesores te decían que iba a ser. Todos los exámenes han tenido su puntilla, destacando la imagen superpixelada del caso clínico de infecciosas donde podías ver una lesión pulmonar, un pulpo a la gallega o un orco, según lo inspirado que estuvieras ese día.

Y sí, ya sólo queda uno... Sólo unas horas y pasará con un poco de suerte a la historia. Quizás no ha sido la semana más productiva, y es que la asignatura ni el momento daba para tal cosa. Intentaremos hacer lo que se pueda, confiando en que en este caso nos podemos llevar cualquier sorpresa, os lo aseguro.

El final... todavía no me lo creo. No sé cuál será nuestra reacción al salir del examen sabiendo que...¡es el final! Sin embargo, no deja de ser otra etapa. Dentro de menos de dos semanas empieza nuestra cuenta atrás, esa que este sábado marcará el cero en la contrarreloj para muchísimos compañeros. Y entonces sí que será el final, encontrándonos ahora a escasos momentos de que tantos unos como otros ya no podamos decir, cuando sólo queda uno.



Lo que la oruga llama el fin,
el resto le llama mariposa

viernes, 10 de enero de 2014

Medicina y la pequeña pantalla (I)


No sé si he comentado alguna vez por aquí mi gusto personal por el mundillo de la televisión. Creo que alguna vez sí he dejado caer esta debilidad, y es que muchos me comentan que debería haber estudiado comunicación audiovisual o algún estudio relacionado en vez de medicina. Sea como fuere, yo me quedo con lo mío :).

Hoy probablemente no es el mejor día para escribir una entrada y que quede bien, pero visto que lo que os voy a presentar va a tener lugar este fin de semana, hay algo de urgencia en escribirla.

Con esta sección voy a intentar dar un poquito de difusión de aquello que tenga que ver con la medicina (o lo social) y además se presente en la pequeña pantalla. No voy a hablar de "Saber Vivir" ni colaboraciones de médicos ni nada de eso, sino programas, reportajes o lo que vaya viendo que vais a poder ver en la televisión a golpe de mando, pudiéndole o no dar una oportunidad, a vuestro criterio. Y es que no voy a juzgar desde aquí lo que van a mostrar, sobre todo cuando aún no se ha emitido, pero si darlo a conocer.

Casi siempre que hablamos de ciencia, medicina o artes nos viene a la cabeza el canal público La 2, y es que es este canal el que acumula la mayor parte de este tipo de programas. Aunque su audiencia sea paupérrima, todo el mundo afirma que ve sus documentales y nadie el Sálvame. Pero eso es otra historia. Así pues os voy a presentar dos nuevos programas que van a tener lugar este sábado y este domingo, uno más orientado a la medicina y otra a la vertiente social, de carácter semanal.

Todos somos raros, Todos somos únicos. Estreno: Sábado 11 a las 12.30h. La2


Significa la vuelta a la pantalla de Isabel Gemio después de la desaparición de "Hay una carta para ti", y es que junto a su Fundación, la Federación Española de Enfermedades Raras y la Federación Española de Enfermedades Neuromusculares nos presentan este programa que según su filosofía pretende dar visibilidad a los pacientes con enfermedades poco frecuentes así como impulsar un programa de investigación en estas patologías.

Así pues dentro del programa se mostrarán varias partes: nos informará de la enfermedad, mostrará la vida que lleva una persona afectada, famosos conocerán de primera mano la enfermedad con el afectado (por ejemplo Carlos Moyá jugará un partido contra César que padece Síndrome de Apert) y además se entrevistará a un afectado que es un ejemplo de integración en la sociedad como puede ser el conocido Javier Botet que padece Síndrome de Marfan.

En la web de Todos somos raros se podrá encontrar información adicional sobre las enfermedades, asociaciones, testimonios y plataformas de voluntariado.

Tengo once años. Estreno: Domingo 12 a las 21h. La2


Se trata de un programa de carácter más social, de la Fundación ONCE, donde "se mostrará el día a día de una docena de niños que conviven con la discapacidad, propia o de personas cercanas. Una forma diferente de acercarse a esta realidad a través de la mirada natural y sin prejuicios de unos niños de once años que narran en primera persona sus experiencias, sueños e inquietudes y su particular percepción de la vida".

Como bien queda explicado el programa nos presenta dos historias con protagonistas distintos pero relacionadas, incidiendo en el día a día del niño bien presentando éste una discapacidad o conviviendo con alguien que sí la presenta. Veremos casos de discapacidad visual por Síndrome de Steven Johnson oo el de una niña con microcefalia y discapacidad auditiva.

Fuentes: Notas de prensa de rtve.es

Dedico las últimas lineas a un lamento generalizado por el fin del programa REDES de Eduard Punset tras 18 años en antena y más de 600 programas. El desacuerdo entre la productora y TVE ha provocado su final (situación que también se dio en 2007, aunque finalmente se acabó arreglando). Aunque según parece ser, habrá Eduard Punset para rato porque se conoce que está preparando ya un nuevo trabajo para la cadena pública.

miércoles, 8 de enero de 2014

Conectar

Espontáneamente o de manera buscada. Como cuando nos encontramos en un nuevo trabajo. La mayoría de las personas optan por adaptarse al medio, al grupo, intentar crear un vínculo social buscando la supervivencia. Muchos tienen un punto límite: nunca pierden sus propios principios a riesgo de quedarse en compañía de la soledad. Unos pocos sucumben ante la tentación, traspasando los límites de su propia forma de vivir. Darlo todo por el todo, a pesar de las consecuencias.

Uno de estos días pasados una amiga que hace bastante que acabó el instituto y piensa en comenzar una nueva aventura en la universidad presencial nos abrió su caja de preocupaciones y dejó caer una de ellas: "¿y si ya no sé hacer amigos?". Es una de las grandes inquietudes del ser humano aunque un día puedas decidir romper con todo y encerrarte en tu propia mente. Conectar, ahí está el misterio. Querer, compartir, unir son sólo algunos verbos más de nuestra economía linguística.

Pero más difícil es querer lo que no se ve. 

Un "sí, estoy embarazada", una carta de amor, una historia plasmada en un libro. Leyendo la biografía de nuestro universitólogo favorito, contaba que no tenía necesidad de poner un cuerpo y un nombre detrás de las palabras, de aquellas que te hacen conectar.

Y es que una palabra puede hacer retumbar todos los cimientos de tu ser. Puede conectar con cualquier parte de tu cuerpo: la mente, el corazón, incluso la genital, jugando con lo morboso. Una palabra tras otra, una fila de coincidencias, un par de sentimientos que revolotean entre la conexión con lo más profundo de tu ser.

Las personas ciegas son los mejores ejemplos de ello. Son capaces de querer, de amar, de sentir, en el fondo, de conectar sin necesidad de ver.

¿Acaso uno quiere ser médico porque se ha visto ejerciendo como tal? Quizás sí en el juego de palabras de nuestro lenguaje. O tal vez en la imaginación, esa maravilla que los niños llevan a su máxima expresión. Amigos invisibles, profesiones imposibles, sentimientos encontrados...

Quién sabe si para entender la esquizofrenia paranoide debemos creer lo que no vemos, pero ellos ven. O si ese es el punto clave de la depresión; querer lo que no vemos, salir.

Y es que al fin y al cabo es lo que nosotros estamos haciendo: sintiendo palabras, confiando nuestros sueños. En el fondo es el juego de la amistad o el amor. Incluso de la sorpresa. Sentimientos que no se ven. Que una persona te saque una sonrisa, que una conversación acabe en decenas de casualidades, que tiendan su mano a pesar del desconocimiento. En definitiva, que te hagan ser feliz.

Conectar, es mucho más que una palabra.


No se trata de ver para creer,
sino de creer para ver 

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...